Compás de espera
Jesús Del Toro. Ciberoamérica.
México, diciembre del 2002.
Tras un mes de paro nacional convocado por la oposición venezolana
-integrada por la patronal Fedecámaras, la Confederación de Trabajadores
de Venezuela y la Coordinadora Democrática, organismo que aglutina a los
partidos políticos tradicionales-, la situación en el país
sigue estancada, pues ni el presidente Chávez ha conseguido poner fin a
la huelga, en especial en la petrolera estatal PDVSA, ni sus detractores han logrado
echarlo del poder ni asegurar la convocatoria de elecciones anticipadas.
Ambos contendientes se encuentran aferrados a sus posiciones y ninguno parece
dispuesto a ceder, lo que complica el escenario venezolano y resta viabilidad
al diálogo de paz mediado por César Gaviria, secretario general
de la Organización de Estados Americanos. La polarización de las
posturas de chavistas y antichavistas es aguda.
Este lunes, el presidente de Fedecámaras, Carlos Fernández,
advirtió que a la oposición no le queda otra opción que "radicalizar"
el conflicto ante la negativa, por demás previsible, de Chávez a
aceptar sus demandas. Las medidas de "radicalización" incluirían,
según Fernández, el llamado a la desobediencia civil y la convocatoria
a una Asamblea Nacional Constituyente. El dirigente patronal dijo a la agencia
Reuters que la oposición "está analizando para los próximos
días (invocar) la desobediencia civil y tributaria", medidas que, dijo,
están previstas en el artículo 350 de la Constitución bolivariana.
Tal artículo señala que el pueblo "desconocerá cualquier
régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores,
principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos".Sobre
la eventual convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, que podría
ser llamada con el respaldo de al menos un 15 por ciento de los electores registrados,
Fernández afirma que ésta tendría facultades para disolver
los poderes Ejecutivo y Legislativo.
Las invocaciones a la Constitución bolivariana implícitas en
estas propuestas de la oposición venezolana no dejan de sorprender, pues
mientras los antichavistas han rechazado ajustarse a las normas constitucionales
relativas a la celebración de un referendo revocatorio (posible a partir
de agosto de 2003) y exigen la renuncia inmediata de Chávez y la celebración
de elecciones anticipadas, no por ello dejan de escudarse tras otros artículos
de la misma Carta Magna para justificar sus llamados a la desobediencia civil
y la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. Por su parte, el presidente
Hugo Chávez clamó, mientras participaba en un operativo de entrega
de gasolina, que ganará la "guerra" que lo enfrenta a la oposición
por el control de PDVSA y que no claudicará ante sus detractores ni renunciará
a su cargo de primer mandatario.
Durante la emisión del programa de radio y televisión ¡Aló,
Presidente!, Chávez afirmó que "quienes nos están combatiendo
no tienen mo! ral, no tienen razón, están perdidos y nosotros tenemos
asegurado el camino a la gran victoria por Venezuela". En tanto, multitudinarias
marchas opositoras ocuparon las calles de Caracas, la capital y la producción
petrolera de Venezuela, que aporta el 80 por ciento de las divisas del país
y la mitad del presupuesto gubernamental, se encuentra reducida al mínimo
(apenas el 10 por ciento de la producción normal, estimada en 3,1 millones
de barriles diarios de crudo). La escasez de combustible es uno de los efectos
más graves de esta crisis, y Chávez ha intentado paliarla mediante
la importación de gasolina desde Brasil, Curazao y Trinidad y Tobago. La
suspensión de operaciones en PDVSA ha dejado pérdidas para Venezuela
del orden de los mil 300 millones de dólares y ha empujado, de la mano
de la crisis en Irak, los precios internacionales de petróleo por encima
de los 32 dólares por barril.
fuente : http://www.ciberoamerica.com.mx